
El secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, este jueves en Bruselas. Reuters
El jefe del Pentágono rechaza que el plan de paz de EEUU para Ucrania sea una "traición": "La suerte es tener a Trump"
El secretario general de la OTAN, Mark Rutte, reclama una "posición fuerte" para Kiev para forzar a Putin a sentarse a la mesa de negociaciones.
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El secretario de Defensa estadounidense, Pete Hegseth, afirmó este jueves que las iniciativas de Estados Unidos para poner fin a la guerra en Ucrania no son "una traición" a Kiev. El jefe del Pentágono, a su llegada a la reunión de ministros de Defensa de la OTAN que se celebra en Bruselas, añadió que es "responsabilidad" de Europa frenar a la "máquina de guerra" de Moscú e instó a sus aliados en la Alianza Atlántica a incrementar el gasto militar hasta el 5% del PIB.
"Sin duda, no es una traición", sentenció Hegseth un día después de la "larga y productiva" conversación telefónica mantenida entre Donald Trump y Vladímir Putin para poner las primeras piedras sobre un futuro acuerdo de paz que marque el fin de la guerra de Ucrania, a la que siguió otra llamada del mandatario estadounidense con Volodímir Zelenski.
"Hay un reconocimiento de que todo el mundo y Estados Unidos están comprometidos e interesados en una paz negociada, como ha dicho el presidente Trump, que ponga fin a las matanzas", explicó el jefe del Pentágono. "Y eso requerirá que ambas partes reconozcan cosas que no quieren reconocer. Por eso creo que el mundo tiene la suerte de tener Trump. Solo él en este momento podría convocar a los poderes fácticos para lograr la paz y eso es una señal bienvenida".

Un soldado ucraniano con un proyectil de artillería en el frente de Pokrovsk. Reuters
Tras conocerse la charla entre Trump y Putin, las potencias europeas, entre las que se incluyen Francia, Alemania, Polonia, Italia, España y Reino Unido, reafirmaron su apoyo a Ucrania e instaron a conceder a Kiev "garantías de seguridad" para que el país logre una paz "justa y duradera". "Esperamos discutir el camino a seguir junto con nuestros aliados estadounidenses. Nuestros objetivos comunes deben ser poner a Ucrania en una posición de fuerza. Ucrania y Europa deben participar en cualquier negociación", resaltaron en un comunicado conjunto.
Algunos diplomáticos europeos criticaron esta primera aproximación y las declaraciones de Hegseth de que no es "realista" que Ucrania pueda volver a sus fronteras anteriores a 2014, cuando Rusia empezó a ocupar sus territorios, ni que pueda ingresar en la OTAN como resultado de un acuerdo de paz. Calificaron la posición de Washington de "rendición prematura" y subrayaron que la disposición de Kiev a ofrecer concesiones alentaría a Rusia a exigir más en las futuras negociaciones.
"Nadie desea la paz tanto como Ucrania", escribió Zelenski en sus redes sociales tras hablar con Putin. "Estamos trazando nuestros próximos pasos junto a Estados Unidos para detener la agresión rusa y garantizar una paz duradera y fiable. Como dijo el presidente Trump, hagámoslo". El ministro de Defensa ucraniano, Andrii Sybiha, dijo en una entrevista en Le Monde que la entrada de su país en la Alianza Atlántica sería la mejor manera de garantizar su seguridad: "Todos nuestros aliados han expresado que el camino de Ucrania hacia la OTAN es irreversible. Esta esperanza está en nuestra constitución, en nuestro interés estratégico".
Desde Rusia ya se están vendiendo estos primeros pasos como una gran victoria. Dmitri Medvédev, vicepresidente del Consejo de Seguridad, presumió de que Europa está "loca de celos y rabia" por la llamada entre Trump y Putin al quedarse al margen de su contenido, lo que muestra un debilitamiento de su poder en el orden internacional, "su verdadero papel en el mundo".
Solución "duradera"
Antes de la reunión con los ministros de Defensa, el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, enfatizó en la existencia de una "clara convergencia" entre los aliados sobre que "todos queremos la paz en Ucrania más pronto que tarde": "Todos queremos que Ucrania esté en la mejor posición posible cuando comiencen esas conversaciones (de paz), para asegurarnos de que puedan concluir con éxito".
Rutte recordó que es "crucial que lo que salga de esas conversaciones sea duradero": "No podemos permitir que Putin vuelva a intentar capturar otro kilómetro cuadrado de Ucrania en el futuro". También incidió en que Kiev debería estar "estrechamente implicado en todo lo que sucede sobre Ucrania" y partir de una "posición fuerte" para que Putin sepa "que tiene que ir a la mesa" de negociación.
Lo cierto es que la reunión telemática entre Trump y Putin ha causado malestar entre los países de la UE, que siempre han reivindicado un papel central en las negociaciones de paz para Ucrania. Como claro reflejo del aumento de las tensiones entre Europa y la nueva Administración estadounidense en esta materia, el ministro de Defensa alemán Boris Pistorius lamentó que Washington haya hecho "concesiones" a Moscú incluso antes de haber comenzado las conversaciones para un alto el fuego.

Mark Rutte y Pete Hegseth bromean durante su encuentro en Bruselas. Reuters
Fuentes de la Comisión Europea reiteraron que "hay que tener en cuenta que Rusia es la agresora y no puede obtener una recompensa por su agresión". Margarita Robles, la ministra de Defensa de España, se manifestó en la misma línea: "Rusia no puede pensar que ha ganado, sigue siendo un enemigo potencial y real; son los ucranianos los que tienen que decidir los términos de la paz".
Hegseth presumió que "ningún país" ha asumido "un compromiso mayor" con Ucrania que EEUU frente a la invasión rusa a gran escala y afirmó que Washington ha proporcionado a Kiev "más de 300.000 millones de dólares". Además recordó a sus aliados que destinar un 2% del PIB al gasto militar "no es suficiente".
"3% y 4% y, en última instancia, como el presidente Trump ha dicho, el 5% de gasto en defensa es crítico, un entendimiento de que hay una maquinaria de guerra rusa que ha intentado apoderarse de más y más territorio en Ucrania. Y oponerse a eso es una importante responsabilidad europea", apuntó. Ese baremo, según se observa en Washington, constituye la mejor garantía para "hacer frente a las amenazas del futuro, ya sea Rusia en el continente o una China (...) que también tiene sus propias ambiciones".