
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firma una orden ejecutiva en el Despacho Oval de la Casa Blanca en Washington, Estados Unidos, el 7 de marzo de 2025. Reuters
Trump estudia trasladar a sus 35.000 soldados en Alemania a la Hungría prorrusa de Orbán
El presidente de EEUU ya intentó en su primer mandato retirar a 12.000 soldados del país, pero Biden no sólo revirtió la medida, sino que elevó el despliegue con motivo de la invasión de Ucrania.
Más información: JD Vance desprecia a los ejércitos europeos: "Muchos no tienen experiencia y no han librado una guerra en 30 años"
En lo que sería otro golpe de efecto para la arquitectura de seguridad europea, Donald Trump contempla retirar a una parte significativa de sus tropas en Alemania para desplegarlas en otros países del este de Europa, entre los que figura la Hungría de Viktor Orbán, aliado ideológico y socio prioritario de la nueva Administración estadounidense en el continente, según adelantó este viernes The Telegraph. El traslado no afectaría a los cerca de 50.000 soldados norteamericanos que, de acuerdo con los datos de Deutsche Welle, se mantienen desplegados en el país. Se trasladarían sólo 35.000, según las cifras proporcionadas por el rotativo británico.
El presidente de Estados Unidos ya intentó en su primer mandato retirar a 12.000 soldados de Alemania, pero su sucesor, Joe Biden, no sólo revirtió la medida, sino que elevó ese despliegue militar hasta los 50.000 actuales con motivo de la invasión rusa de Ucrania. Con todo, el movimiento no amenaza con desplazar a Alemania de la lista de países que más tropas estadounidenses acogen. Seguiría ocupando el tercer lugar, sólo por detrás de Japón y Corea del Sur.
Alemania alberga cinco de las siete guarniciones del ejército de EEUU en Europa, según Deutsche Welle, y cuenta con varias bases militares estadounidenses, entre ellas la de Ramstein, donde los aliados de la OTAN se han dado cita en estos tres años de guerra en Ucrania para coordinar las ayudas a Kyiv. Además de Ramstein, el Pentágono mantiene sus posiciones en Wiesbaden, Spangdahlem o Stuttgart. Desde esta última base, el secretario del Departamento de Defensa, Pete Hegseth, descartó a mediados de febrero, en vísperas de la Conferencia de Seguridad de Múnich, la posibilidad de que se produjeran recortes en el número de tropas. Una versión que está ahora en tela de juicio.
“Aunque no hay ningún anuncio específico inminente, el ejército de Estados Unidos siempre está considerando el redespliegue de tropas en todo el mundo para hacer frente de la mejor manera posible a las amenazas actuales a nuestros intereses”, trasladó a The Telegraph el portavoz de seguridad nacional de Estados Unidos, Brian Hughes. Con este movimiento, que a buen seguro soliviantaría la unidad europea, la Administración Trump busca premiar a los países del este que más han aumentado la inversión en defensa. Polonia, donde el ejército estadounidense tiene un despliegue de 10.000 efectivos, lidera el gasto en esta materia con cerca del 5% del PIB que exige ahora la Casa Blanca. Hungría no gasta tanto, sin embargo. Supera, eso sí, el 2% del PIB. Cumple con la cifra acordada.
Pero Orbán, próximo a la órbita del Kremlin, ha boicoteado desde el inicio de la guerra los esfuerzos del bloque comunitario para tomar represalias contra el régimen de Vladímir Putin. Sin ir más lejos, el primer ministro húngaro vetó el compromiso para reforzar el apoyo a Kyiv alcanzado ayer durante la cumbre extraordinaria del Consejo Europeo. Quebró la unidad de los Veintisiete, una vez más.
En caso de producirse, la decisión de Trump de reducir su contingente militar en Alemania deterioraría más aún si cabe sus relaciones con el próximo canciller, Friedrich Merz. Atlantista convencido, Merz ha sido una de las voces europeas más críticas con las medidas de Trump sobre Ucrania. Consideró que el encontronazo con el presidente ucraniano Volodímir Zelenski en el Despacho Oval se trató de una “escalada deliberada” por parte de Trump y su vicepresidente, JD Vance. Un Vance que había aprovechado su discurso en la Conferencia de Seguridad de Múnich para sermonear a los líderes europeos y acusarles de perseguir la libertad de expresión.
El propio Vance declaró días después desde la Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC, por sus siglas) que “toda la defensa de Alemania está subvencionada por el contribuyente estadounidense. Hoy hay miles y miles de soldados estadounidenses en Alemania. ¿Crees que el contribuyente estadounidense va a tolerar que te metan en la cárcel en Alemania por publicar un tuit mezquino? Por supuesto que no”. Un mensaje que resonó en Berlín. Tanto, que Merz anticipó antes de conocer los resultados oficiales de las elecciones federales del pasado 23 de febrero que su “prioridad absoluta” como canciller será “fortalecer Europa lo antes posible para que, paso a paso, podamos lograr realmente la independencia de Estados Unidos”.
“Después de las declaraciones de Donald Trump la semana pasada a más tardar, está claro que los estadounidenses, al menos esta parte de los estadounidenses, esta Administración, son en gran medida indiferentes al destino de Europa”, añadió en este sentido el líder democristiano.
Antes, sin embargo, Merz deberá sellar un acuerdo de coalición con los socialdemócratas del canciller saliente Olaf Scholz. Las negociaciones prometen ser arduas, pero Merz ya ha sacado petróleo. Consiguió convencer a los de Scholz de la necesidad de fulminar el freno a la deuda y pedir un préstamo de 900.000 millones de euros que irán destinados a dos fondos de defensa e infraestructuras. Para este fin, los dos grandes partidos acordaron modificar la Constitución en las dos semanas previas a la convocatoria de la próxima legislatura. Un movimiento telúrico en la política alemana. Un cambio de época. Un Zeitenwende para prepararse ante las medidas que adopte Trump en los próximos cuatro años relativas a la arquitectura de seguridad europea.
Los temores de que Estados Unidos retire a sus tropas del Viejo Continente no son nuevos, sin embargo. El diplomático alemán Christoph Heugsen, presidente de la Conferencia de Seguridad de Múnich, deslizó antes de que diera comienzo el foro que era “probable” que Washington anunciara “una retirada masiva de soldados estadounidenses de Europa”. Son 80.000 los militares estadounidenses desplegados en el continente. Según The Washington Post, la Casa Blanca estudia retirar a 20.000. Habrá que esperar.