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Al senador del PP y ex presidente de las Islas Baleares José Ramón Bauzá (Madrid, 1970) se le está poniendo cara de verso suelto. Es comedido en la forma, se muestra confiado y amable, pero la sonrisa y los buenos modales no le impiden mantener la guardia alta. Vamos, que no concede al periodista la satisfacción de poner a caer de un burro a sus compañeros de partido por más que, en sus reflexiones sobre la necesidad de plantar batalla al nacionalismo y no caer en la tentación de la transigencia, "porque si pierdes la identidad tu sitio lo ocupa otro", se intuye algo de decepción.
Bauzá -igual que el valenciano Alberto Fabra en el feudo de Camps- le vino muy bien al PP para sacudirse el pasado turbulento de Jaume Matas. Hizo bandera de la regeneración y de un código ético del que ya nadie se acuerda. Fue antes de que Rajoy enviara su SMS de apoyo a Bárcenas y de que la UDEF registrara durante horas los despachos de Génova 13.
Cree que es preciso "hacer un pacto de Estado por la unidad de España antes de reformar la Constitución"; considera que "la inmersión lingüística ha dado pie al adoctrinamiento en las aulas", y advierte de que "si no nos quitamos los complejos, lo que está pasando en Cataluña se repetirá en comunidades como Baleares, Comunidad Valenciana, País Vasco, Navarra y Galicia".
¿Qué se puede hacer para solucionar el problema territorial?
Yo siempre digo que cualquier milímetro de concesión al nacionalismo es un milímetro de no retorno y un derecho adquirido para separatismo.
¿Identifica nacionalismo e independentismo sin matices?
Sí, porque el nacionalismo es siempre la cara amable del independentismo. El objetivo es el que es.
El separatismo sitúa el origen del problema en los recortes del Estatut. ¿Qué le parece este análisis?
No estar de acuerdo con decisiones de un gobierno, sea del color que sea, no te da derecho a incumplir la ley. Cuando se accede a un cargo se jura o promete cumplir y hacer cumplir la Constitución. Además, el recorte del Estatut es una excusa como cualquier otra porque el objetivo del nacionalismo es siempre romper España.
¿Y por qué la mitad de los catalanes coincide en señalar al recorte del Estatut como el agravio que justifica el procés? ¿Por qué calan mensajes como Espanya ens roba o España es franquista?
Porque llevan 40 años vendiendo ese tipo de mensajes. El Estado y los poderes públicos deben estar siempre pendientes y no hacer ninguna concesión porque ellos no van a a parar. Si no consiguen ahora su objetivo lo volverán a intentar más adelante.
En Baleares se ha seguido la misma hoja de ruta que en el País Vasco con las ikastolas y que en Cataluña con las escuelas
En regiones sin nacionalismo también tiene predicamento el mensaje de que la democracia española es de baja calidad; al menos entre una parte del electorado de izquierdas. ¿A qué lo achaca?
Todo es consecuencia del adoctrinamiento de los niños en las aulas para generar rechazo hacia España. En Baleares se ha seguido la misma hoja de ruta que en el País Vasco con las ikastolas y que en Cataluña con las escuelas. Por otro lado, hay partidos que han sido cómplices. En Baleares el PSOE es claramente nacionalista, parece una delegación del PSC. Si no nos quitamos los complejos pasará lo mismo que en Cataluña.
¿En qué se basa?
En la realidad de los hechos. En las aulas de Baleares hay un adoctrinamiento activo a favor del separatismo: no por parte de todos los profesores, pero sí de un número importante. En los institutos hay murales de los Països Catalans, en muchos colegios no se deja a los niños hablar en castellano ni siquiera en el patio y, cuando aprobamos el decreto del trilingüismo, a los padres que decidían escolarizar a sus hijos en castellano los metían en un despacho y los presionaban diciéndoles que los niños estarían en guetos junto a los pequeños de los inmigrantes y que tendrían menos oportunidades.
Hay muchos profesores que mantienen que el castellano no es necesario en la escuela porque ya se aprende con la televisión. Podría poner mil ejemplos porque semanalmente me reúno con padres desesperados. En la sanidad pasa lo mismo. En el Hospital de Can Misses los radiólogos están esperando a que se se aplique el decreto del catalán para irse. Y la única neuropediatra que hay en Ibiza se va porque no tiene el título de catalán.
Usted fue presidente cinco años, ¿qué hizo para revertir esta situación?
Cuando yo fui presidente, lo primero que hice fue eliminar el catalán como requisito para acceder a la Administración porque, de lo contrario, prescindíamos de los mejores profesionales, que es lo que está sucediendo ahora; pasó a ser un mérito en lugar de una obligación. Eliminé todas las subvenciones a las entidades que promovían los Països Catalans. Garanticé la libre elección de línea de enseñanza en la primera etapa escolar: catalán o castellano. Y aprobé el decreto del trilingüismo, para que, al acabar el periodo educativo, los chicos pudieran desenvolverse en catalán, en nuestras modalidades lingüísticas, en castellano y en inglés.
Quienes se manifestaban contra el trilingüismo en Baleares son los que adoctrinan, y ahora son altos cargos
¿Considera la inmersión lingüística el caballo de Troya del adoctrinamiento?
Sin ninguna duda, ha dado pie. Yo me considero de centro derecha, reformista y liberal, y creo en la libertad y quiero que los padres elijan. Quienes estaban al frente de las manifestaciones contra el trilingüismo eran profesores, directores de centro y presidentes de federaciones de padres de alumnos que ahora están ocupando puestos de responsabilidad en la Administración: los mismos que adoctrinaban son ahora altos cargos de Educación.
¿Qué propone frente al adoctrinamiento?
Algunos partidos constitucionalistas de ámbito nacional están aceptando y adoptando los dogmas del nacionalismo, y acaban haciéndole el juego al nacionalismo para evitar conflicto. Yo creo que hay que hacer todo lo contrario y, en mi caso, por convicción, defender los valores del centro derecha reformista.
¿Se refiere a sus compañeros de partido?
Hablo en general: partidos constitucionalistas hay muchos, y hay un ámbito nacional y uno regional. Lo que quiero decir es que cuando uno pierde su propia identidad, por practicar el buenismo, acaba convertido en algo que no es.
Si en Baleares no nos quitamos los complejos, pasará lo mismo que en Cataluña
¿Le pasa al PP balear?
Estoy manifestando una convicción personal que no supone ningún tipo de línea ideológica. Yo he defendido esto siempre, desde hace muchísimos años. Siempre he dicho que hay dos comunidades autónomas que son objeto del deseo de los nacionalistas: Baleares para los nacionalistas catalanes y Navarra para los nacionalistas del País Vasco. En Navarra están en esa labor, y en Baleares, si no nos quitamos los complejos, pasará lo mismo que en Cataluña. Hay que ser activos y no perder la línea ideológica que has defendido porque, en el momento en que pierdes tu identidad ideológica, ese espacio lo ocupa otro por ti.
¿Están acomplejados su compañeros de partido?
Yo prefiero decir que lo que hay que tener son principios firmes. A veces se nos ha acusado de ser españolistas y de representar la "línea dura", cuando lo que hacemos es actuar con convicción. Yo he padecido en mis propias carnes el nacionalismo y de lo que se trata es de ser firmes para evitar su avance. Eso tiene un desgaste, claro, pero por encima de los intereses personales están los intereses generales. Y quien se dedica a la política viene a tomar decisiones, no a quedar bien: para eso es mejor hacerse relaciones públicas.
¿Por qué el PP está siendo más tibio que Cs frente al nacionalismo? Un portavoz en el Congreso tachó a Rivera de “oportunista” por proponer crear un cuerpo especial de inspectores contra el adoctrinamiento.
Nosotros también hemos propuesto en el Congreso potenciar la inspección educativa. Yo creo que tanto Isabel Bonig en Valencia como Xavier García Albiol en Cataluña, como yo mismo, defendemos exactamente lo mismo. Yo creo que he sido el único presidente de un gobierno que ha vivido y ha luchado activamente contra el nacionalismo cuando tuve oportunidad de hacerlo. Y no lo hago como mérito, sino por convicción. La gente nos para por la calle para pedirnos que no la abandonemos y que no perdamos nuestra identidad.
¿Está a favor de devolver la competencia en Educación al Gobierno central?
España es el país más descentralizado del mundo y no se trata de devolver las competencias al Estado, como tampoco de descentralizarlo todo, sino de que quien ejerza las competencias gestione pensando en el interés general.
Hay que adaptar la Constitución desde el consenso y no para comprar así algo de tranquilidad
¿Puede ser la reforma de la Constitución el modo de solucionar la crisis territorial?
La reforma constitucional no tiene que ser contraprestación de nada. Hay que solventar el problema y, si es necesario, reformar la Constitución; pero no puede ser una moneda de cambio. Hay que adaptar la Constitución desde el consenso y no para que algunos consigan sus objetivos y comprar así algo de tranquilidad.
¿Tiene solución el problema territorial?
Bueno, actualmente el gran debate es la financiación autonómica. En 2012 fui el primer presidente en pedir una modificación del sistema de financiación. Le pongo el caso de Baleares, que es la comunidad autónoma que porcentualmente más aporta al conjunto del Estado y la que menos recibe. Es decir, tenemos motivos para pedir lo que piden otros, pero yo sí creo en la solidaridad interterritorial. Ahora tenemos un sistema de financiación opaco e interpretable porque así lo pactó Zapatero con Montilla; y una vez que arreglaron lo suyo repartieron el resto.
¿Lo mismo que ha hecho Rajoy con el cupo vasco?
Pero ahora hablamos del cupo vasco como consecuencia de que el sistema de financiación es malo. Rajoy y el Gobierno estuvieron muy ocupados en sacarnos de la crisis y ahora es cuando se puede y se debe reformar el sistema de financiación y hacerlo con rigor y equidad.
¿Le parece justo el cupo vasco?
Yo no lo cuestiono, lo que cuestiono es el sistema de financiación. El cupo vasco lleva desde finales del XIX. Si es actualidad es por el mal sistema de financiación.
¿Será suficiente reformar el sistema de financiación para solucionar el problema de convivencia que ya hay en Cataluña?
Yo creo que el problema de convivencia es entre determinadas formas políticas catalanas, que son las que quieren la independencia. No es el pueblo catalán.
Como mínimo la mitad de la población.
No hay que vincular a Cataluña con la independencia, que es cosa de unos políticos y de un Gobierno.
Hace falta un pacto de Estado a favor de la unidad de España y para que lo que pasa en Cataluña no se extienda
Pero se trata de una realidad social.
Hay una fragmentación de la sociedad catalana como consecuencia de que durante 40 años se ha fomentado el nacionalismo. Eso no se va a solventar en cuatro años ni probablemente en diez. El procés puede tener soluciones jurídicas, legislativas e institucionales, pero el problema de verdad es la fractura social.
¿Y cómo se soluciona eso?
Hay que promover un pacto de Estado a favor de la unidad de España y para que lo que está pasando en Cataluña no se extienda a otras comunidades como Baleares, Comunidad Valenciana, País Vasco, Navarra y Galicia. Es preciso hacerlo antes de reformar la Constitución. Ahora, en esa línea vamos PP y Cs, pero el PSOE mantiene incoherencias y un mensaje distinto en cada comunidad.
¿No cree que Pedro Sánchez ha estado a la altura al cerrar filas con el Gobierno pese a sus diferencias con Rajoy?
Es lo que se espera del líder de la oposición y lo que le han pedido barones y referentes como Felipe González, Alfonso Guerra o Rubalcaba, nada sospechosos de ser próximos al PP.
Rajoy aceptó constituir una comisión en el Senado para encauzar la reforma constitucional y ahora la ha aparcado. ¿Tiene motivos Sánchez para sentirse engañado?
El PP siempre ha sido honesto. Lo que se le ha ofrecido al PSOE es ir juntos de la mano para salvaguardar la unidad de España.
¿Rajoy y el PP han sido una fábrica de independentistas, como dicen los nacionalistas?
A mí me lo decían cuando le planté cara al nacionalismo y promoví el trilingüismo.
Y hubo la manifestación más multitudinaria que se recuerda en Mallorca. ¿En qué se equivocó?
Aquella fue una manifestación ideológica: todos los que estaban son los que ahora han defendido el referéndum ilegal del 1-O, los que reclaman la excarcelación de los Jordis y los que quieren que en 2030 se celebre otro referéndum de independencia en Baleares.
¿Cree usted que habrá un referéndum de independencia en 2030 en Baleares?
Si no nos quitamos los complejos puede pasar lo mismo que en Cataluña.
¿Ha dejado Rajoy que Rivera la coma la tostada en Cataluña?
En el PP hemos defendido siempre lo mismo, pero es diferente tomar decisiones gobernando a proponer ideas en la oposición.
¿A qué achaca el desplome del PP que vaticinan las encuestas?
Xavier García Albiol está haciendo muy buen trabajo. Las encuestas son una foto fija.
Los partidos constitucionalistas deben comprometerse a entenderse tras el 21-D.
¿Es Inés Arrimadas el voto útil en Cataluña?
Cada uno debe votar a quien considere más adecuado; con quien se identifique. Pero una vez se conozca el resultado electoral, los partidos constitucionalistas deben comprometerse a entenderse para promover el cambio que necesitan Cataluña y España.
¿Y si gana el bloque independentista?
Como demócratas, y esa la diferencia entre nosotros y ellos, lo primero es asumir los resultados. Y, la verdad, no me gusta jugar con hipótesis... El reto es que ganen los constitucionalista para que haya por fin un gobierno que dé tranquilidad a los catalanes y estabilidad a las empresas.
¿Se imagina usted a Puigdemont regresando a España para hacerse detener y convertir su encarcelamiento en un mitin?
De Puigdemont ya me imagino cualquier cosa.
Luchar por la regeneración y acabar con la inmersión lingüística fue un desgaste personal y político
¿A quién teme más el PP, a Pedro Sánchez o a Albert Rivera?
Nosotros sólo tenemos que centrarnos en nosotros mismos, seguir trabajando y seguir estando al lado de la gente.
¿Pablo Iglesias ha sido un activo electoral para Rajoy, que se ha beneficiado de la polarización del electorado?
Pablo Iglesias es un pasivo para España porque los populismos no son buenos para nadie. El populismo se aprovecha de la gente que lo pasa mal al proponer soluciones muy fáciles a problemas muy complicados, pero el tiempo pone a cada uno en su sitio.
¿En qué ha quedado, dentro del PP, el compromiso de regeneración política que usted abanderó?
Bueno, yo lo he practicado desde el primer momento. Cuando accedí a la presidencia del PP en Baleares fue mediante el sistema un afiliado, un voto: fue la primera vez en España. Luego apliqué un contundente código ético, que era necesario para mi partido. Y el Gobierno que yo presidí fue el más reformista del país. Es lo que quiere la sociedad.
¿Le generó problemas dentro de su partido?
Obviamente, es lo que pasa cuando uno toma decisiones complicadas. Yo aparté del partido a los imputados con medidas cautelares, y no llevé a ningún imputado en mis listas. Además me encargué de hacer efectivas esas medidas por mí mismo, sin intermediarios, reuniéndome uno a uno con las personas afectadas. Yo reconozco que eso pudo parecer injusto en algunos casos, pero ante situaciones excepcionales hay que adoptar medidas extraordinarias. Adoptar esa responsabilidad, como la de acabar con la inmersión lingüística, supuso un desgaste personal y político, pero era mi responsabilidad. Hoy lo volvería a hacer.
¿Está a favor de la limitación de mandatos?
Yo reconozco que eso no puede ser una regla porque hay magníficos alcaldes que merecen seguir y, además, no todo el mundo está dispuesto a entrar en política. Yo sí asumí ese compromiso personal cuando accedí a la Presidencia del Gobierno balear.
¿Y en el caso del presidente del Gobierno?
Es una decisión que debe tomar cada uno, pero yo sí tomé esa decisión.
¿Qué pensó cuando se enteró de que Rajoy había mandado un mensaje de apoyo a Bárcenas?
Lo leí, lo leí, y no le presté más atención.