
Alexander Bas, estudiante del Doble Grado en Matemática Computacional e Ingeniería del Software.
Alexander Bas estudia la carrera del futuro y se lo rifaban antes de acabarla: tiene 100 % de empleo y sueldos de 50.000 €
El joven madrileño siempre tuvo pasión por las Matemáticas y ahora trabaja en P&G. Está a punto de concluir un doble grado que tiene plena empleabilidad.
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Las Matemáticas siempre han estado presentes en la vida de Alexander Bas (Madrid, 2002). Desde que era niño, su abuelo Francisco Bas, un hombre que estudió varias carreras de ciencias, despertó en su nieto un interés poco usual por los números. Sin embargo, no sólo la familia inspiró al joven para que le atrajera esa materia, sino también los profesores de su colegio.
“Desde siempre se me dieron muy bien las Matemáticas. Es más, también siempre he sido muy deportista y cuando tenía que hacer deberes los hacía lo más rápido posible para poder irme a jugar al baloncesto o a videojuegos, como el Call of Duty. Eso influyó en que fuese muy rápido resolviendo problemas matemáticos”, explica el chico de 23 años a EL ESPAÑOL. Esa pasión que ha germinado desde siempre en Alexander Bas ha concluido en que el chico estudia a día de hoy una carrera del futuro.
Se trata de Matemática Computacional e Ingeniería del Software, un doble grado que tiene 100 % de empleabilidad y varias salidas laborales relacionadas con “proyectos de Inteligencia Artificial, Aprendizaje Automático, Blockchain, análisis cuantitativo de mercados financieros, simulaciones en la industria automotriz o aeronáutica, criptoanálisis, desarrollo de aplicaciones médicas a partir de datos geométricos…”, explican fuentes del Centro Universitario de Tecnología y Arte Digital (U-tad), el lugar donde estudia Alexander.

Un clase en la U-tad. Cedida
A punto de concluir la carrera –el joven está cursando quinto de carrera–, lo cierto es que a Alexander Bas no le han parado de llover ofertas de trabajo. Cuenta a este medio que entre 2023 y 2024 ya estuvo con un contrato de prácticas en una startup donde aprendió “mucho” y, desde principios de febrero, trabaja en la empresa Procter & Gamble como data engineer. “En noviembre me puse a enviar currículums por LinkedIn y me llegaron varias ofertas de trabajo, entre ellas la de P&G. Al final, tras pasar cinco o seis entrevistas me contrataron, y lo cierto es que pude rechazar hasta cuatro ofertas”, explica Alexander Bas a este diario.
El motivo de ello es que, perfiles como el suyo, cada vez son más demandados y estos profesionales se pueden permitir “elegir” dónde trabajar y bajo qué condiciones, ya que pueden valorar entre varias ofertas. Sin ir más allá, un ingeniero de datos en España, el trabajo que desempeña el joven, podría llegar a ganar unos 50.000 euros brutos anuales, según varios portales de empleo consultados por este medio. No obstante, lo cierto es que la carrera de Alexander no sólo tiene esa salida, sino otras que podrían hacer que el chico pueda acceder algún día a trabajos con mayor remuneración.
Del colegio a la universidad
Pero la vida laboral de Alexander Bas apenas está comenzando. Va paso a paso y con buen pie, pero le queda mucho camino por recorrer. Lo que está claro es que su doble grado le está abriendo puertas. Sin embargo, hubo mucho que estudiar hasta llegar a la carrera de Matemática Computacional e Ingeniería del Software.
Formado en los colegios Kensington, primero, y Escolapios, después, Alexander Bas explica que siempre tuvo pasión por las Matemáticas. Se le daban tan bien que el joven participó en varios concursos matemáticos que organizaba la Comunidad de Madrid durante la Secundaria. “Eran gincanas no sólo de mates, sino también que había otros juegos de lógica o ciencias. No ganamos, pero nos fue bien”, recuerda.

Alumnos a las puertas de la U-tad. Cedida
Pero más allá de lo extraescolar, Alexander Bas también acumuló éxitos en lo académico. En la Evaluación del Bachillerato para el Acceso a la Universidad (EBAU), el joven rozó la perfección. Sacó un 9,8 sobre 10 y casi un 13 sobre 14. Esa buena calificación le permitía, en buena medida, decidir la carrera que quería estudiar.
“Al final me decanté por Matemática Computacional e Ingeniería del Software por una razón: mi hermano, que tiene tres años más que yo, estudiaba Ingeniería Informática y yo en Bachillerato ya veía qué estudiaba él y me llamaba la atención. Tenía claro que quería estudiar Matemáticas, porque siempre me gustaron, pero no me convencía estudiar Matemáticas puras y mucho menos hacerlas solas. Por eso, cuando vi este grado me llamó mucho la atención porque podía compaginar las Matemáticas con la Informática. Además, en un momento en el que hay un boom en la informática”, explica Alexander Bas.
Su padre, de hecho, le aconsejó y apoyó en su decisión. Como conocía al director de la U-tad, le explicó a su hijo la existencia de ese Doble Grado y ahí acabó Alexander Bas. Cinco años después de aquella decisión, el joven hace un buen balance de su carrera: “Es verdad que al principio me costó porque no tenía ni idea de programar y la parte de Ingeniería del Software se complicó, pero en segundo mejoré y luego ya ha sido fácil porque el enfoque de mi universidad es muy práctico”, dice el chico, que va a acabar la carrera con una media de notable alto.
Presente y futuro
Aunque no ha terminado la carrera, Alexander Bas ya está enfocándose en su siguiente paso: el mundo laboral. No por nada y, como se ha contado, el chico está con un contrato de prácticas en P&G, una de las multinacionales más importantes del sector de bienes de consumo. “Llevo poco tiempo, pero estoy muy a gusto y me gustaría quedarme más allá de agosto, que es cuando acabo las prácticas”, reconoce el joven.
Pese a todo, dice que su sueño es seguir aprendiendo todo lo que pueda en las empresas en las que pueda trabajar para que, al final del todo, poder emprender. “Me gustaría poder crear mi propia empresa en el futuro con todo lo que haya aprendido e, incluso, me planteo irme a vivir a otros países como Estados Unidos y Suiza. Pero, de momento, quiero aprender todo lo que pueda en P&G. Poco a poco”, concluye el joven madrileño.