Image: Adriana Varejao

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Arte internacional

Adriana Varejao

Arte en el mundo

19 mayo, 2005 02:00

Fundación Cartier. París. Francia. Hasta el 5 dejunio de 2005www.fondation.cartier.fr

La brasileña Adriana Varejao es una de los artistas más originales de su país. Ahora vuelve a la Fundación Cartier pues ya participó en la colectiva "Yanomami, Spirit of the forest"
La obra de Adriana Varejao es conocida en nuestro país a partir de las individuales que ha montado la galería Soledad Lorenzo y alguna colectiva de carácter institucional. Su trabajo implica una permanente conexión entre lenguajes arquitectónicos, escultóricos y pictóricos pero es, en esencia, una obra pictórica. La artista trabaja sobre las cualidades representativas e ilusionistas en el campo de la pintura y, como se ha dicho en numerosas ocasiones, no lo hace desde la deconstrucción del género o a partir de una reflexión sobre la pintura desde la pintura, como harían muchos de sus compañeros de generación, sino a través, por un lado, de la memoria y la recontextualización del estilo colonial que se fraguó en Brasil, con los característicos azulejos que aún hoy vemos en tantas y tantas iglesias de nuestras vecinas Lisboa y Oporto, y, por otro, de las fuentes de la historia del arte.
A la luz de esta voluntad de desempolvar permanentemente la estética colonial, el trabajo de Varejao está impregnado de una fuerte filiación barroca. Esta impronta es, en muchos casos, el vehículo a través del que la artista conjuga su reflexión sobre la pintura con el cuestionamiento del acervo histórico-cultural. En esta exposición parisién, que lleva por título "Echo Chamber", Varejao presenta sus conocidas piezas orgánicas, soportes de azulejo que aparecen rasgados, dejando ver la carne en su interior. Son estas obras, realizadas a partir de 1992 en homenaje a la práctica de Lucio Fontana, las que otorgaron a la artista notoriedad en la escena internacional y certifican su interés por la pintura como ente orgánico. Con motivo de su última exposición en Soledad Lorenzo, Elena Vozmediano hablaba de la pintura como de la piel que encierra la carne, de esa "vieja idea que ha recorrido la historia de la pintura desde que empezara a utilizarse el óleo y a hablarse de las "carnaciones" para la representación de la piel desnuda".

Hay en esta exposición una notable dimensión espacial. Lo cierto es que, como dice Gerardo Mosquera, Varejao "ha simulado tantas paredes de azulejos que ha terminado por construirlas". Pero este es un ejercicio de revisión constante. La artista subraya la bidimensionalidad de su trabajo al tiempo que disemina su obra en el espacio para volver poco después al contexto tradicional de la pintura, el del lienzo, al que recurre en numerosas obras en esta muestra. Esta transición a la que se refiere el "curator" cubano se percibe con facilidad en el camino que separa las pinturas ilusionistas de espacios interiores (las "saunas" que aquí se muestran) de los paneles construidos, enormes estructuras de las que, por cierto, también se desprende la carne, la pintura. Hay también grandes paneles de azulejos, sobre los que se han dejado de representar los motivos típicos del Barroco portugués para pasar a plantear imágenes que recuerdan a las realizadas por los primeros viajeros y naturalistas, imágenes que se dispone a lo largo y ancho de enormes paneles y que funcionan, cada uno, como una suerte de signo cultural.