'Hécube, pas Hécube', la tragedia griega como drama social y escándalo político
- El director portugués Tiago Rodrigues logra que las palabras de Eurípides cobren vigencia e impacto en esta obra de la Comédie-Française estrenada en los Teatros del Canal.
- Más información: Cuando la realidad supera a la tragedia: Hécuba clama venganza en defensa de los niños maltratados
El director portugués Tiago Rodrigues presentó ayer en Teatros del Canal su adaptación de la tragedia de Hécuba de Eurípides, Hécube, pas Hécube, estrenada en el pasado verano en el Festival de Aviñón. En esta producción con el sello de la Comédie-Française, Rodrigues casa el mito con una historia de nuestros días en un interesante vaivén que logra que las palabras de Eurípides cobren vigencia e impacto.
A pesar de que la primera escena hace temer lo peor, quizá debido a que nos cuesta acomodarnos al idioma y a la rapidez del habla de los actores, la obra supera ese escollo y va a más.
Rodrigues nos presenta un ensayo de una compañía de teatro, donde Nadia (Elsa Lepoivre) interpreta a Hécuba de la tragedia griega, la reina troyana que ha perdido todo. Espacio vacío -apenas unas mesas- con el resto de los actores salpicando los primeros ensayos con anécdotas de sus vidas, dándole al drama una deriva metateatral con toques a veces incluso humorísticos.
Conforme avanza la obra vamos descubriendo la historia paralela a la de Hécuba ideada por el director, y que se refiere un escándalo de una institución pública por el maltrato a menores (y de estas tenemos una bien reciente en nuestro país): la actriz Nadia reclama justicia porque su hijo autista ha sido violentado por los empleados del centro que lo tenía acogido.
Quizá la comparación entre la tragedia de Hécuba, que perdió 19 hijos, con la de Nadia sea desequilibrada, pero logra que las palabras de Eurípides sobre el valor de la ley y la justicia, en diálogos y discursos magníficamente interpretados por esta troupe, resuenen con sencillez y emoción, a la vez que imbrican la obra con un tema social cercano.
Otra de sus virtudes es que orilla la conmoción dramática, y todo adquiere una mayor verosimilitud. El precio es que la venganza que reclama Hécuba en el texto original, desaparece.
Del elenco destaco a Lepoivre, magnífica pasando de su rol combativo al de madre abatida; Loïc Corbery como un caprichoso Polimèstor, cínico personaje que se transmuta en un burócrata Secretario de Estado; y el virtuoso Denis Podalydès como Agamenon, que se convierte en un fiscal de nuestros días, un placer verlo en acción.
La obra no fue bendecida por la crítica francesa, que la consideró repetitiva y demasiado pedagógica, incluso criticó la fealdad de un escenario desnudo presidido por una enorme escultura metáfora de una tercera historia que se cuenta.
Quizá como española obvie estos flecos porque, lejos de fatigarme, me ayudan a una mejor comprensión. Y aplaudo los ropajes negros, inclasificables y atemporales, diseñados por José António Tenente, que sirven para vestir a los míticos griegos como a los actores de un ensayo de nuestros días. También la música de jazz en la que se cuela el soul de Otis Redding (cuyo nombre cobra sentido cacofónico en francés con la discapacidad que sufre el personaje maltratado).
Hécube, pas Hécube
Teatros del Canal, hasta el 5 de enero
Texto y dirección: Tiago Rodrigues
Traducción: Thomas Resendes
Escenografía: Fernando Ribeiro
Vestuario: José António Tenente
Iluminación: Rui Monteiro
Música y sonido: Pedro Costa
Colaboración artística: Sophie Bricaire
Intérpretes: Éric Génovèse, Denis Podalydès, Elsa Lepoivre, Loïc Corbery, Gaël Kamilindi, Élissa Alloula, Séphora Pondi, todos de la Comédie-Française
Producción: Comédie-Française; Coproducción: Festival d’Avignon En colaboración con Théâtre de la Cite – CDN de Toulouse Occitanie
Con extractos de Hécube, de Eurípides, traducción de Marie Delcourt-Curvers, Éditions Gallimard