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Salud y Bienestar

Sol Velasco, nutricionista: "Uno de los factores que más contribuye a la aparición del SIBO es comer todo el rato"

Según un estudio publicado por el centro de Medicina Integrativa Keval+, hasta un 35% de la población general puede estar lidiando con SIBO.

Más información: Boticaria García (nutricionista) alerta sobre una enfermedad digestiva común en España: "Podrías tenerla sin saberlo"

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La palabra SIBO procede de las siglas en inglés de small intestinal bacterial overgrowth (sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado en español). Si nos ajustamos a su traducción, podremos definirlo como un trastorno caracterizado por un excesivo crecimiento de bacterias en el intestino delgado que provoca una mala absorción de los nutrientes.

De acuerdo con un estudio publicado por el centro de Medicina Integrativa Keval+, se estima que hasta un 35% de la población general puede estar lidiando con SIBO. Sin embargo, según la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria, este trastorno afecta, especialmente, a mujeres de entre 30 y 50 años. Ha estado presente siempre, pero en los últimos meses ha estado en boca de todos.

Las causas más habituales del SIBO pueden ser muy variadas y numerosas: problemas estructurales dentro y alrededor del intestino delgado, complicaciones de la cirugía abdominal, ciertas afecciones médicas; sin embargo, en ocasiones, su aparición se da por algo mucho más sencillo, como una mala rutina de alimentación. Según la nutricionista Sol Velasco, "es importante dejar descansar a nuestro sistema digestivo", y, por tanto, no comer a todas horas.

Por qué comer todo el rato contribuye al SIBO

Uno de los factores más determinantes en la aparición del Sobrecrecimiento Bacteriano en el Intestino Delgado (SIBO) es la frecuencia con la que comemos, según explica la nutricionista Sol Velasco. Nuestro sistema digestivo cuenta con un mecanismo fundamental conocido como "complejo motor migratorio", el cual desempeña un papel crucial en la limpieza del intestino.

Este complejo consiste en una serie de movimientos peristálticos que se activan entre comidas y tienen como función arrastrar los restos de alimentos, bacterias y otros desechos hacia las partes finales del sistema digestivo, contribuyendo así a mantener un equilibrio saludable en la microbiota intestinal. 

El complejo motor migratorio comienza a funcionar aproximadamente dos o tres horas después de haber ingerido una comida y se mantiene activo hasta la siguiente ingesta de alimentos. Sin embargo, si estamos comiendo de manera constante a lo largo del día, este proceso se ve interrumpido.

Al no completarse las fases de limpieza intestinal, pueden proliferar bacterias en el intestino delgado, aumentando el riesgo de desarrollar SIBO. Diferentes estudios han demostrado que no solo importa qué comemos, sino también cómo y con qué frecuencia lo hacemos, siendo recomendable establecer pausas entre las comidas para permitir que el sistema digestivo realice su función de manera óptima.

Para prevenir este problema y mejorar la salud intestinal, se sugiere dejar un intervalo de al menos tres o cuatro horas entre comidas, siendo lo ideal alcanzar las cuatro horas, indica la experta, recalcando que "por las noches, deberíamos dejar unas 12 horas".

"Si terminas de cenar a las 10, descansa 12 horas, desayuna a las 10 también y no comas nada hasta las 14 de la tarde", explica. De esta forma, el intestino tendrá tiempo suficiente para llevar a cabo su proceso de limpieza y regeneración.

Es fundamental destacar que esta estrategia no implica pasar hambre, sino más bien optimizar la composición de cada comida para que sea lo suficientemente saciante. En lugar de consumir pequeños bocados a lo largo del día, lo ideal es planificar comidas que proporcionen la energía y los nutrientes necesarios para mantenerse satisfecho hasta la siguiente ingesta.

Optar por alimentos ricos en proteínas, grasas saludables y fibra contribuye a una mayor sensación de saciedad y evita la necesidad de estar comiendo constantemente.

La alimentación y el SIBO

Además de la importancia del ayuno entre comidas, diversas investigaciones han señalado que la alimentación juega un papel clave en la prevención y recuperación del SIBO

Una dieta adecuada debe favorecer la motilidad intestinal y nutrir correctamente la microbiota, promoviendo el equilibrio bacteriano en el tracto digestivo. En este sentido, una alimentación rica en fibra es esencial, ya que ayuda a mantener el tránsito intestinal activo y reduce el riesgo de disbiosis, es decir, un desequilibrio en la composición de las bacterias intestinales.

La experta, además, confiesa que las dietas carnívoras o cetogénicas no son sus favoritas, ya que "se restringe muchísimo la fibra de los alimentos vegetales".  La fibra proveniente de frutas, verduras, legumbres y cereales integrales es esencial para la alimentación de las bacterias beneficiosas del intestino, lo que contribuye a una microbiota más diversa y resistente.

Aunque estas opciones pueden tener beneficios en determinados contextos, su bajo contenido en alimentos vegetales y fibra puede afectar negativamente la salud intestinal a largo plazo.